PRINCIPIO DE UN BUEN ESTADO DE SALUD
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) de
1948,1a salud es entendida como"... un
estado de completo bienestar físico, psíquico
y social, y no meramente la ausencia de enfermedad"
Por tanto, la salud está referida a un estado de
bienestar en aspectos físicos, pero también
en aspectos mentales y sociales; está relacionadas a conductas y estilos de
vida saludables; a entornos físicos y sociales saludables; y pone énfasis en
acciones educativas para facilitar la participación
social y fortalecer las capacidades de la población en el mantenimiento, mejoramiento y recuperación de la salud.
PRINCIPIO DE RESPETO
“Todo niño merece ser aceptado y valorado en su forma de
ser y estar en el mundo”.
Respetar al niño como sujeto es respetar sus derechos,
aceptar y valorar su individualidad y singularidad,
su forma de ser y de desempeñarse en el mundo y en su entorno familiar.
Significa considerar a todo niño como
protagonista de su propio desarrollo y aprendizajes inmerso en un mundo social
que debe contextualizar las experiencias educativas.
Respetar implica entender que el desarrollo del niño de 0
hasta los 6 años se da de manera integral y considera
los aspectos físico, motriz, emocional, cognitivo, social y afectivo y la
intervención educativa; por lo tanto, es
necesario que se consideren sus tiempos, ritmos y procesos madurativos para
cualquier tipo de experiencia de aprendizaje, sin pretender
adelantarlos.
PRINCIPIO DE SEGURIDAD
“Todo niño tiene
derecho a que se le brinde seguridad física y afectiva”.
La seguridad del niño nace de la confianza en su medio y
en las personas significativas, se desarrolla a partir de la satisfacción de
sus necesidades básicas (afecto, abrigo, alimentación, sueño, etc.) y la oportunidad en que estas son satisfechas. El niño aprende a
confiar en que será atendido, y eso le genera seguridad. Este sentimiento de
seguridad se transmite día a día, especialmente en el momento de los cuidados, la atención que se le brinda y el orden y
secuencia con el que se proveen. Si un bebé o niño es
alimentado o cambiado de ropa placenteramente, estará satisfecho, y sólo así
podrá desplegar sus iniciativas y
actividades autónomas.
PRINCIPIO DE LA COMUNICACIÓN
1.
“Todo niño
debe expresarse, escuchar y ser escuchado”.
La comunicación es una necesidad esencial y absoluta, que
se origina en la calidad de las interacciones y en el placer de las
transformaciones recíprocas. Para Aucouturier la comunicación se aproxima a la
acción por el efecto que produce o tiende a producir en el otro.
La comunicación entre un adulto y un infante es la
disposición que tiene éste de percibir los signos gestuales, corporales y
mímicos de todo bebé o niño pequeño en interacción con su adulto significativo.
Por tanto, queremos enfatizar la importancia del diálogo tónico (contacto
corporal) entre el adulto y el niño, y la importancia de utilizar el lenguaje
como elemento "que brinda seguridad" al anticipar y relatar al niño
aquello que se realizará sobre su persona. Por ejemplo, cuando se le cambia de
pañal, se le dirá “Te voy a coger de las piernitas para sacarte el pañal'.
Anticiparle lo que va a suceder no es sólo tratarlo respetuosamente, es
considerarlo como un interlocutor válido, es confiar en sus capacidades de
comunicación por mínimas que sean y, especialmente, es contribuir a la
construcción progresiva de representaciones mentales futuras. Por ello es
necesario que todo niño de 0 a 5 años, pueda encontrar en el adulto a una
persona sensible con capacidad para escucharlo, para comprenderlo y para
exponerle el mundo en el que está. Un punto fundamental está dado en propiciar
y generar un vínculo y un entorno significativo para cada niño. Esto ocurre en
las interacciones de los bebés con los adultos: la manera cómo son tomados en
brazos, cómo son sostenidos, la calidad de los ajustes tónicos y posturales,
todo esto favorecerá el diálogo tónico emocional, que es la base de una
comunicación no verbal y verbal significativa.
Dentro de la labor educativa es importante que los
docentes y promotores educativos comunitarios comprendan el sentido de la comunicación
no verbal de los niños, que puedan responder a ellos de la mejor forma posible con respuestas de gran
calidad gestual y emocional, que puedan vibrar entusiastamente con el mundo
interno que cada niño expresa con tanta emoción al adulto que lo acoge. Pero
también es importante que el adulto utilice el lenguaje verbal y, cuando el
niño empiece a comunicarse, estimule y apoye la expresión verbal de su mundo
afectivo, de sus emociones para que pueda encontrar en el educador un escucha
atento, y pueda tomar la palabra para hablar de sí mismo.
PRINCIPIO DE AUTONOMÍA
“Todo niño debe actuar a partir de su propia
iniciativa, de acuerdo a sus posibilidades”.
Conocer a profundidad la actividad autónoma del niño en
todos sus aspectos, nos entrega una gran riqueza de información sobre las
estrategias que cada bebé o niño utiliza en cada estadio de su desarrollo.
Cuando hablamos de actividad autónoma en un niño, suponemos
que durante su actividad espontánea:
·
Es capaz de actuar a
partir de su propia iniciativa. Ejemplo: Una niña de 9 meses mira una botella
plástica transparente con pelotitas en su interior, que está a un metro de
distancia.
·
Posee habilidades, capacidades y actitudes que
le permiten experimentar y buscar diversas soluciones para alcanzar el objetivo
propuesto. Ejemplo: La niña repta por sí sola hacia la botella, la toma, la
sacude.
·
Tiene una actitud de
cuestionamiento y de sorpresa ante el descubrimiento, es decir, al actuar se
plantea preguntas que revelan el nivel de maduración global y el de sus
intereses. Ejemplo: La niña tiene un gesto de sorpresa ante el ruido que ella
misma ha provocado.
·
La disponibilidad y la
experiencia acumulada le permiten una cierta posibilidad de anticipar un efecto
en función del conjunto de su propia vivencia y del sentido que él mismo
atribuye a su acción. Ejemplo: la niña vuelve a repetir la acción y sonríe.
·
Esto le permite una
cierta dosis de decisión y de elección, a partir de disponer y procesar la suficiente
información para organizar y reajustar su proyecto de acción. Ejemplo: La niña,
días más tarde, busca la misma botella y se pone a agitarla, expresando en su
rostro alegría, se ríe al hacerla sonar.
PRINCIPIO DE MOVIMIENTO
“Todo niño y niña
necesita de libertad de movimientos para desplazarse, expresar emociones,
aprender a pensar y construir su pensamiento”:
El movimiento es sumamente importante porque es la forma
particular que tiene el niño de ser y estar en el mundo y de expresarse,
comunicarse y, al mismo tiempo, desarrollarse integralmente. Para que el
pensamiento se desarrolle y el niño se pueda apropiar y conquistar el mundo, es
necesario que pueda desplegar al máximo su iniciativa de movimiento y de
acción; ya que en la acción se articulan su afectividad y sus deseos, pero
también todas sus posibilidades de comunicación y de conceptualización.
La motricidad libre se desarrolla en forma autónoma a
partir de las posturas corporales del bebé. La sucesión de sus fases le permite
construir la disponibilidad corporal, el dominio del cuerpo y la armonía del
movimiento como expresión de su ser en el mundo.
Para que el niño pueda expresar su motricidad, necesita
de adultos que le den las condiciones necesarias, así como un entorno favorable
para el movimiento, es decir, un espacio lo más amplio y seguro posible, para
que el bebé pueda girar, reptar o gatear de acuerdo a su etapa madurativa y,
más tarde, caminaren forma segura. También
requerirá ropa cómoda que le posibilite moverse en libertad. Además,
precisará de un adulto que reconozca sus logros y que comparta el placer de sus
juegos, movimientos e iniciativas.
PRINCIPIO DE JUEGO LIBRE
“Los niños al jugar
aprenden”.
Jugar es una actividad libre y esencialmente placentera,
no impuesta o dirigida desde fuera. Para un niño es placentero jugar con su
cuerpo, sentir y percibir un objeto, manipularlo. Es también, y al mismo
tiempo, una necesidad profunda de reducir tensiones para evitar el desagrado.
Aún en situaciones de riesgo como las guerras o la
pobreza, todos los niños del mundo juegan. Podríamos decir que durante la
infancia el niño vive en una dimensión lúdica, es prácticamente imposible saber
cuándo no lo está haciendo. En cada niño observamos cómo esta valiosa, compleja
y sorprendente actividad se convierte en su forma de ser.
Al inicio, el recién nacido depende absolutamente del
adulto que lo cuida, sin sus cuidados el niño no podría vivir. Es el adulto
quien lo calmará cuando tenga hambre, sueño o ganas de estar acompañado. Poco
a poco, a medida que el bebé va teniendo experiencias de estar consigo mismo,
podrá encontrar actividades que le permitan auto-contenerse (calmarse por sí
mismo, por ejemplo) e ir reduciendo en forma progresiva las angustias sentidas,
como el tener hambre o necesitar al adulto, etc.
Es precisamente en ausencia del adulto que el bebé
desplegará toda una serie de actividades sensorio-motrices, luego simbólicas,
que más tarde serán cognitivas, para intentar reemplazar y retener al adulto.
Esta forma de aprehender la realidad es lo que caracteriza al juego y se
inscribe como una forma privilegiada del lenguaje infantil, como actividades
que están en el origen de la inteligencia.
Observar el juego de los niños más pequeños es una de las
formas privilegiadas para conocer y evaluar su desarrollo. En los más pequeños
sólo se podrá comprender su evolución si se participa de su lenguaje lúdico.
Gracias al juego el niño logra estructurar y dar forma a la realidad en la que
vive. Realidad que le agrada, pero también le asusta. Es jugando que el niño
crea otra realidad, sustituyendo su propia realidad transformándola.
Estos principios resumen las necesidades de los niños y son la base para brindarles una educación de calidad basada en dichas necesidades e intereses
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