sábado, 7 de octubre de 2017

Principios Orientadores del Nivel Inicial

Los principios orientadores del Nivel Inicial son considerados como las necesidades prioritarias de los estudiantes los cuales debemos tener en cuenta en nuestro trabajo diario con nuestros niños y niñas

PRINCIPIO DE UN BUEN ESTADO DE SALUD
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 1948,1a salud es entendida como"... un estado de completo bienestar físico, psí­quico y social, y no meramente la ausencia de enfermedad"

Por tanto, la salud está referida a un estado de bienestar en aspectos físicos, pero también en aspectos mentales y sociales; está relaciona­das a conductas y estilos de vida saludables; a entornos físicos y socia­les saludables; y pone énfasis en acciones educativas para facilitar la participación social y fortalecer las capacidades de la población en el mantenimiento, mejoramiento y recuperación de la salud.

PRINCIPIO DE RESPETO
       “Todo niño merece ser aceptado y valorado en su forma de ser y estar en el mundo”.
 Respetar al niño como sujeto es respetar sus derechos, aceptar y valorar su individualidad y singula­ridad, su forma de ser y de desempeñarse en el mundo y en su entorno familiar. Significa considerar a todo niño como protagonista de su propio desarrollo y aprendizajes inmerso en un mundo social que debe contextualizar las experiencias educativas.
Respetar implica entender que el desarrollo del niño de 0 hasta los 6 años se da de manera integral y considera los aspectos físico, motriz, emocional, cognitivo, social y afectivo y la intervención educativa; por lo tanto, es necesario que se consideren sus tiempos, ritmos y procesos madurativos para cualquier tipo de experiencia de aprendizaje, sin pretender adelantarlos.

PRINCIPIO DE SEGURIDAD
   “Todo niño tiene derecho a que se le brinde seguridad física y afectiva”. 
La seguridad del niño nace de la confianza en su medio y en las personas significativas, se desarrolla a partir de la satisfacción de sus necesidades básicas (afecto, abrigo, alimentación, sueño, etc.) y la opor­tunidad en que estas son satisfechas. El niño aprende a confiar en que será atendido, y eso le genera seguridad. Este sentimiento de seguridad se transmite día a día, especialmente en el momento de los cuidados, la atención que se le brinda y el orden y secuencia con el que se proveen. Si un bebé o niño es alimentado o cambiado de ropa placenteramente, estará satisfecho, y sólo así podrá desplegar sus iniciativas y actividades autónomas.

PRINCIPIO DE LA COMUNICACIÓN
1.       “Todo niño debe expresarse, escuchar y ser escuchado”.
La comunicación es una necesidad esencial y absoluta, que se origina en la calidad de las interacciones y en el placer de las transformaciones recíprocas. Para Aucouturier la comunicación se aproxima a la acción por el efecto que produce o tiende a producir en el otro.
La comunicación entre un adulto y un infante es la disposición que tiene éste de percibir los signos gestuales, corporales y mímicos de todo bebé o niño pequeño en interacción con su adulto significati­vo. Por tanto, queremos enfatizar la importancia del diálogo tónico (contacto corporal) entre el adulto y el niño, y la importancia de utilizar el lenguaje como elemento "que brinda seguridad" al anticipar y relatar al niño aquello que se realizará sobre su persona. Por ejemplo, cuando se le cambia de pañal, se le dirá “Te voy a coger de las piernitas para sacarte el pañal'. Anticiparle lo que va a suceder no es sólo tratarlo respetuosamente, es considerarlo como un interlocutor válido, es confiar en sus capacidades de comunicación por mínimas que sean y, especialmente, es contribuir a la construcción progresiva de representaciones mentales futuras. Por ello es necesario que todo niño de 0 a 5 años, pueda encontrar en el adulto a una persona sensible con capacidad para escucharlo, para comprenderlo y para exponerle el mundo en el que está. Un punto fun­damental está dado en propiciar y generar un vínculo y un entorno significativo para cada niño. Esto ocurre en las interacciones de los bebés con los adultos: la manera cómo son to­mados en brazos, cómo son sosteni­dos, la calidad de los ajustes tónicos y posturales, todo esto favorecerá el diálogo tónico emocional, que es la base de una comunicación no verbal y verbal significativa.
Dentro de la labor educativa es importante que los docentes y promotores educativos comunitarios comprendan el sentido de la comunicación no verbal de los niños, que puedan responder a ellos de la  mejor forma posible con respuestas de gran calidad gestual y emocional, que puedan vibrar en­tusiastamente con el mundo interno que cada niño expresa con tanta emoción al adulto que lo acoge. Pero también es importante que el adulto utilice el lenguaje verbal y, cuando el niño empiece a comunicarse, estimule y apoye la expresión verbal de su mundo afectivo, de sus emociones para que pueda encontrar en el educador un escucha atento, y pueda tomar la palabra para hablar de sí mismo.

PRINCIPIO DE AUTONOMÍA     
 Todo niño debe actuar a partir de su propia iniciativa, de acuerdo a sus posibilidades”.
Conocer a profundidad la actividad autónoma del niño en todos sus aspectos, nos entrega una gran riqueza de información sobre las estrategias que cada bebé o niño utiliza en cada estadio de su desarrollo.
Cuando hablamos de actividad autónoma en un niño, suponemos que durante su actividad espontánea:
·         Es capaz de actuar a partir de su propia iniciativa. Ejemplo: Una niña de 9 meses mira una botella plás­tica transparente con pelotitas en su interior, que está a un metro de distancia.
·          Posee habilidades, capacidades y actitudes que le permiten experimentar y buscar diversas soluciones para alcanzar el objetivo propuesto. Ejemplo: La niña repta por sí sola hacia la botella, la toma, la sacude.
·         Tiene una actitud de cuestionamiento y de sorpresa ante el descubrimiento, es decir, al actuar se plantea preguntas que revelan el nivel de maduración global y el de sus intereses. Ejemplo: La niña tiene un gesto de sorpresa ante el ruido que ella misma ha provocado.
·         La disponibilidad y la experiencia acumulada le permiten una cierta posibilidad de anticipar un efecto en función del conjunto de su propia vivencia y del sentido que él mismo atribuye a su acción. Ejemplo: la niña vuelve a repetir la acción y sonríe.
·         Esto le permite una cierta dosis de decisión y de elección, a partir de disponer y procesar la suficiente información para organizar y reajustar su proyecto de acción. Ejemplo: La niña, días más tarde, busca la misma botella y se pone a agitarla, expresando en su rostro alegría, se ríe al hacerla sonar.

PRINCIPIO DE MOVIMIENTO

      Todo niño y niña necesita de libertad de movimientos para desplazarse, expresar emociones, aprender a pensar y construir su pensamiento”:
El movimiento es sumamente importante porque es la forma particular que tiene el niño de ser y estar en el mundo y de expresarse, comunicarse y, al mismo tiempo, desarrollarse integralmente. Para que el pensamiento se desarrolle y el niño se pueda apropiar y conquistar el mundo, es necesario que pueda desplegar al máximo su iniciativa de movimiento y de acción; ya que en la acción se articulan su afectividad y sus deseos, pero también todas sus posibilidades de comunicación y de conceptualización.
La motricidad libre se desarrolla en forma autónoma a partir de las posturas corporales del bebé. La sucesión de sus fases le permite construir la disponibilidad corporal, el dominio del cuerpo y la armonía del movimiento como expresión de su ser en el mundo.
Para que el niño pueda expresar su motricidad, necesita de adultos que le den las condiciones necesarias, así como un entorno favorable para el movimiento, es decir, un espacio lo más amplio y seguro posible, para que el bebé pueda girar, reptar o gatear de acuerdo a su etapa madurativa y, más tarde, caminaren forma segura. También  requerirá ropa cómoda que le posibilite moverse en libertad. Además, precisará de un adulto que reconozca sus logros y que comparta el placer de sus juegos, movimientos e iniciativas.

PRINCIPIO DE JUEGO LIBRE
       “Los niños al jugar aprenden”.
Jugar es una actividad libre y esencialmente placentera, no impuesta o dirigida desde fuera. Para un niño es placentero jugar con su cuerpo, sentir y percibir un objeto, manipularlo. Es también, y al mismo tiempo, una necesidad profunda de reducir tensiones para evitar el desagrado.
Aún en situaciones de riesgo como las guerras o la pobreza, todos los niños del mundo juegan. Podríamos decir que durante la infancia el niño vive en una dimensión lúdica, es prácticamente imposible saber cuándo no lo está haciendo. En cada niño observamos cómo esta valiosa, comple­ja y sorprendente actividad se convierte en su forma de ser.
Al inicio, el recién nacido depende absolutamente del adulto que lo cuida, sin sus cuidados el niño no podría vivir. Es el adulto quien lo calmará cuando tenga hambre, sueño o ganas de es­tar acompañado. Poco a poco, a medida que el bebé va teniendo experiencias de estar consigo mismo, podrá encontrar actividades que le permitan auto-contenerse (calmarse por sí mismo, por ejemplo) e ir reduciendo en forma progresiva las angustias sentidas, como el tener hambre o necesitar al adulto, etc.
Es precisamente en ausencia del adulto que el bebé desplegará toda una serie de actividades sensorio-motrices, luego simbólicas, que más tarde serán cognitivas, para intentar reemplazar y retener al adulto. Esta forma de aprehender la realidad es lo que caracteriza al juego y se inscribe como una forma privilegiada del lenguaje infantil, como actividades que están en el origen de la inteligencia.
Observar el juego de los niños más pequeños es una de las formas privilegiadas para conocer y evaluar su desarrollo. En los más pequeños sólo se podrá comprender su evolución si se participa de su lenguaje lúdico. Gracias al juego el niño logra estructurar y dar forma a la realidad en la que vive. Realidad que le agrada, pero también le asusta. Es jugando que el niño crea otra realidad, sustituyendo su propia realidad transformándola.

1 comentario:

  1. Estos principios resumen las necesidades de los niños y son la base para brindarles una educación de calidad basada en dichas necesidades e intereses

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